La sopa de ajo es un plato tradicional de la cocina española, y su origen se remonta a tiempos antiguos. Se cree que se originó en la región de Castilla y León, en el centro de España, y se ha transmitido de generación en generación como parte de la tradición culinaria del país.
La sopa de ajo se prepara con ingredientes básicos como pan, ajo, aceite de oliva, caldo de pollo o agua, y a menudo se le añaden otros ingredientes como huevos, jamón o chorizo. El método de preparación es bastante fácil y consiste en freír el ajo en aceite de oliva hasta que esté dorado, añadir el pan en trozos y dejar que se tueste ligeramente. Luego se agrega el caldo de pollo o agua y se deja hervir a fuego lento hasta que el pan se haya ablandado. Al final, se puede añadir un huevo batido para darle una textura más cremosa.
La sopa de ajo se suele servir caliente y se puede acompañar con diferentes ingredientes según el gusto personal de cada uno. Algunas opciones comunes incluyen añadir trozos de jamón o chorizo frito, espolvorear queso rallado por encima, o incluso servir con un huevo pochado. También se puede acompañar con pan tostado o crujiente para añadir textura al plato.
La sopa de ajo o sopa castellana es un plato de cuchara de origen humilde pero que resulta bien sabroso. Típica de Castilla y León, esta sopa es perfecta para aprovechar el pan duro del día anterior, y además es una receta fácil que estará lista en pocos minutos.
Calentar el agua en una olla a fuego fuerte.
Mientras se calienta, machacar los dientes de ajo en un mortero. Agregar el pimentón y el aceite de oliva. Mezclar con una cucharilla hasta integrar perfectamente.
Cuando el agua esté hirviendo, añadir la mezcla y la sal, remover y cocinar durante 10 minutos a fuego medio-alto.
Añadir el pan previamente troceado o laminado y cocinar durante 15 minutos a fuego medio removiendo de vez en cuando.
Romper los huevos y añadir a la sopa, remover bien para que se integren, rectificar el punto de sal si es necesario y servir.