La sangría es una bebida tradicional española que se originó en la región de Andalucía. Se cree que su origen se remonta al siglo XVIII, cuando los españoles comenzaron a mezclar vino tinto con frutas y especias para hacerlo más agradable al paladar. La sangría se convirtió rápidamente en una bebida popular en toda España y se ha extendido a otros países como una opción refrescante y deliciosa.
El método de preparación de la sangría es bastante sencillo. Los ingredientes principales son vino tinto, frutas frescas, azúcar y algún tipo de licor (como brandy o ron). La receta puede variar según la región y los gustos personales de cada uno, pero generalmente se mezcla el vino tinto con las frutas cortadas en trozos, se añade azúcar para endulzar y se agrega el licor para darle un toque de sabor adicional. La mezcla se deja reposar en el refrigerador durante varias horas para que los sabores se mezclen y se enfríe adecuadamente.
La sangría se puede acompañar con una variedad de alimentos. Es común servirla durante las celebraciones y fiestas, ya que es una bebida refrescante y festiva. Algunos de los alimentos que se pueden disfrutar junto con la sangría incluyen tapas españolas (como jamón serrano, queso manchego y aceitunas), mariscos, paella y platos de carne a la parrilla. También es habitual disfrutarla sola tal cual, para tomar como una bebida refrescante en caluroso día de verano.
Sangría
La sangría es una de las bebidas más populares de la gastronomía española, se elabora con vino tinto, gaseosa o refresco de limón, azúcar y trocitos de fruta. Opcionalmente se añade un toque de ginebra y siempre se sirve con hielo.
Ingredientes de la sangría
Cómo preparar sangría
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Cortar la fruta
Lavar el melocotón y las manzanas. Seguidamente cortar esta fruta en daditos pequeños.
Lavar el limón y la naranja y cortar estos dos ingredientes en rodajas.
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Elaboración de la sangría
Verter el vino tinto, el refresco de limón y la ginebra en una olla. Añadir la fruta cortada y el azúcar. Mezclar bien y dejar reposar hasta el momento de servir.
La sangría se sirve bien fresquita, así que hay que traspasarla a una jarra con unos cubitos de hielo antes de degustarla.
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